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UNO DE LOS PRIMEROS SÍES DE RUTH

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Ruth Rubio, Premio Jardiel Poncela 2025 por su obra SOLARPUNK que se estrena en noviembre 2025 en nuestra sala, habla de su relación con Cuarta Pared.

Uno de mis primeros síes fue en Cuarta. Me sorprendió, después de muchos noes y arrastrando el complejo de no tener formación teatral reglada. De profesión era acomodadora y ayudante, calle tenía. Y ayudante sigo siendo, lo digo con la boca grande y sacando pecho, porque hay pocas profesiones tan bellas como la ayudantía de dirección.

Aquel fue en 2019 y había sido seleccionada para el ETC “Universo: Menos 35”, era la primera vez que vivía un proceso de laboratorio. Había días en los que volvía a casa sin tener muy claro si estaba asistiendo a un ágora cuántico, a un campamento con amigas íntimas a las que no conocía de nada o a una juerga flamenca de improvisación infinita. Estaba aturdida de revelación y no solo, estaba lidiando con la frustración del no-resultado para acabar redefiniendo ese deseo. Nota mental: si no había resultado, entonces, quería decir que íbamos por el buen camino, que la búsqueda era el fin en sí mismo. “Cultivar la curiosidad salvaje”, que diría la Haraway, eso es de lo más brutal que le puede pasar a una en un teatro y a mí me pasó en ese primer ETC.

            Solarpunk nace de otro . En el ETC EN BLANCO/VERDE nos juntan a charlar con científicos sobre el cambio climático. Nos entró ecoansiedad con aquellos relatos tan radicales como un dato. A mí me venía ya rondando la idea de armar una space opera sobre astronautas que cuidan de sus lechugas en el espacio, pero en el último de los encuentros José Luis Fernández Casadevante (Kois) nos habla de dos pilares comunes en creadoras y científicas: invitar a la acción a través de la emoción y relatar la sociedad por delante de su tiempo. Y, de pasada, menciona a la Red Roja: un grupo de escritores de ciencia ficción que trabaja para el ministerio de defensa de Francia y que se encarga de especular sobre los posibles escenarios entre 2030 y 2060. Saltamos de una cosa en otra, estoy – otra vez – aturdida de revelación, y nos dice “hasta que no tengamos tiempo para cocinar, no habrá transición ecológica”. Boom. Me voy a mi casa disparada, mando al purgastory a los dos astronautas de las lechugas, – porque si algo he aprendido también en Cuarta, es a ejercitar la blandura –, y escucho a esta obra futura que ahora sueña con ser otra: Solarpunk. Nota mental: estar dispuesta a que mis ideas cambien.

 

En mitad del proceso interrumpimos la escritura para probar “todo aquello que no tuviéramos claro que funcionara”, Borja Ortiz de Gondra – quien tutorizaba los procesos.- dixit.  Aún con la escritura tierna, este texto se reinventó en escena gracias a ese match con Eva Redondo. (Inciso: Cuarta, aparte de al teatro, podría dedicarse a arrejuntar a gente afín, solicito un departamento de Firts dates teatral). Eva es todo lo contrario a mí, ella es acción e intuición y, desde ahí, dirigió a un elenco de cinco intérpretes para hacer cimbrear los cimientos de la obra. Cuarta también nos ha procurado a mí y a mis compañeras esta suerte: la de escribir en compañía, curiosidad y blandura mediantes.

 

El futuro inmediato me depara el estreno enero de 2026 de Ese ruido es un animal un proyecto de Cuarta Pared con egresadas en el que estoy como ayudante de María Velasco. Otra nota mental: mis amigas son mis maestras. El cómo me siento en esta casa – aquí en Cuarta – ya lo cuenta Pessoa mejor que yo misma, así que le pido prestadas sus palabras:

«Sinto-me nascido a cada momento

para a eterna novidade do Mundo.»

Me siento nacida a cada momento
para la eterna novedad del mundo.

 

Ruth Rubio

Madrid, octubre de 2025[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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