¡No tengo sueño! es un espectáculo de danza teatro en el que la musicalidad es el elemento fundamental, conseguido gracias en primer lugar a la presencia constante de la música, a las canciones y las coreografías y al verso. Un verso caracterizado por la rima, las repeticiones y los juegos de palabras. Un lenguaje creativo, trepidante, sugerente, estimulante y alegre.

La tarea de asimilación y construcción de la realidad está plagada de miedos. Para el incipiente pensamiento infantil todas las cosas están dotadas de vida e intención. La estructura del espectáculo gira en torno a las lámparas que la hermana mayor va llevándole sucesivamente a Coquines. Esos momentos interrumpen las escenas en las que Coquines observa el carrusel de personajes que van entrando por su ventana impidiéndole dormir: Perico, Mariso el indeciso, los gemelos, la señora del té. La ventana es pues el nexo entre la realidad y la ficción, entre la vida de las dos hermanas y los personajes singulares del mundo exterior, ese mundo desconocido que suscita la curiosidad y la fantasía de Coquines y que a la vez la asusta, la desconcierta y la perturba.

La puesta en escena recrea una atmósfera de ensueño en el universo de la habitación infantil, en un mundo caracterizado por la ausencia de los adultos y por la ternura existente entre las dos hermanas.