Si ya has visto Talaré a los hombres de sobre la faz de la tierra, te animamos a que leas la segunda parte realizada a su autora María Velasco, ganadora por esta obra del Premio Max 2022 a Mejor autoría teatral. Lee la primera parte de la entrevista pinchando aquí.
Pregunta: ¿Cómo conecta este reconocimiento con el sine laude, con el deseo de “no valer” de La Niña?
Respuesta: Mi primer profesor de interpretación nos decía que él quiso mucho llegar, y que a veces se arrepentía de haber querido tanto. Es ese deseo, y nos los reconocimientos, los que te mantienen a bordo de la profesión. Porque lo otro, como dicen las viejas, es como el Guadiana: solo rachas. Esta obra ha ganado dos premios importantes, también el Premio Internacional Heidelberger Stückemarkt, pero ha recibido muchas negativas, omisiones…, ¡cuántos periodistas me han hecho preguntas sin haberla leído! Incluso hubo contratos verbales rotos. Aunque tenga algunos premios, no estoy en peligro de ser absorbida por el mainstream. La gente del mainstream no me quiere.
P: Hay en este espectáculo algo que resuena a la Alicia de Lewis Carroll…
R: Sí, también de Caperucita, de Wendy, de Dorothy…, y también de Jesucrista. Hablamos siempre de viajes o de peregrinaciones (de pasiones), que implican un descenso a los infiernos que siempre es un viaje al autoconocimiento.
P: En la obra transcurren momentos muy desconcertantes y a la vez cargados de simbolismo. Por ejemplo, ¿qué representa el ciervo? ¿Cuál es tu momento favorito?
R: Podemos decir que el ciervo, el árbol… las cenizas, el almizcle… son la misma cosa. Se trata de la relación perdida con la naturaleza y con la niña interior, que ha sido profundamente herida. Son símbolos muy simples y, a la vez, tienen la suficiente apertura para que cada uno los interprete como quiera, porque están cargados de misterio, son sagrados. Si bien adoro el final, no puedo quedarme con un solo momento de la obra. Los momentos débiles son los que abren el paso a los fuertes.
P: ¿Te importaría detenerte un momento sobre estas dos aseveraciones?:
• Al bullying del pasado se le llama melancolía, al mobbing del futuro se le llama fracaso.
R: Explicar el lenguaje es privarlo de su misterio, destazar la metáfora…, pero intentémoslo. Alguien que está perdido, como la protagonista, siente que su pasado está errado, sin embargo es lo único que tiene (melancolía). El futuro es profundamente oscuro cuando has perdido la fe en la meritocracia y no estás del lado de los ganadores.
• La naturaleza se hizo pixel.
R: Vivimos de una manera muy artificial: las fórmulas habitacionales, los hábitos alimenticios…, de espaldas incluso a los ritmos circadianos. Yo adoro el artificio, pero esa especie de realidad virtual (sin raíces) nos ha llevado a una insensibilidad ciega frente a los recursos, parecen ilimitados (no comemos animales, comemos milanesas presentadas en tres envases; al niño lo crían en la guardería y el abuelo muere lentamente en la residencia; no se pueden enseñar pezones femeninos en redes, pero el cuerpo de la mujer es fetichizado hasta la extenuación…). Está todo un poco tergiversado, ¿no?
R: Brevemente, ¿puede aplicarse el pensamiento ecológico a las relaciones humanas, incluidas las sexuales?
R: Estamos a años luz. Empecemos a hablar sobre ello, a escribir sobre ello, a hacer acciones y a ocupar espacios con este objeto…, y estaremos más cerca.