El coreógrafo Miquel Barcelona nos presenta, con unas cariñosas palabras, la pieza Utopía con la que inaugura, no solo la presente edición del Ciclo de danza MoverMadrid sino, además, la temporada 24-25 de nuestra sala de teatro.
La primera vez que visité la Cuarta Pared, fue para ver un espectáculo de Carmen Werner. Ahí conocí a Vicky Pérez Miranda, bailarina y coreógrafa referente de la ciudad, con quien, desde entonces, conservamos amistad y anécdotas por el mundo y la danza.
Cuento esto porque para mí, La Cuarta, es «el referente de danza contemporánea de la ciudad». Entonces tenía unos 20 años y todo por conocer y ahora tengo 41 y vengo por segunda vez a presentar un espectáculo de mi Companyia. Tengo que empezar este escrito agradeciendo y compartiendo que me hace especial orgullo formar parte de la importante labor para el sector que sé, en primera persona, que realizan.
Utopía es una palabra en descrédito; una idea pasada de moda como la promesa, el compromiso o la responsabilidad que La Cuarta encarna y acoge.
La pieza de Utopía es nuestro intento escénico de hablar de futuro en presente. El lenguaje de la Companyia siempre ha dialogado con otras disciplinas y en esta ocasión, voz y cuerpo siguen una misma pregunta: ¿A qué cuerpos –por construir– nos dirigimos?
Creo que iniciar, sostener y seguir en un proyecto como la Cuarta Pared tiene que ver con “ser una utopía”. Las explicaciones sobran, por desgracia. Y, es que, creer en visibilizar otros lenguajes, cuerpos y difundir relatos no narrativos y no conclusivos sobre la divergencia materializa ciertamente un presente utópico; una práctica hábil a través del tiempo difícil de apreciar por una mirada política o económica, un referente para quienes vivimos en algunos “entres”.
Utopía apela a un segmento de la capacidad expresiva humana; se trata de un ejercicio escénico con el único objetivo de generar belleza y esperanza; un canto para quien lo quiera escuchar.
De entre todas las utopías, ésta aprovecha las herramientas escénicas para materializar una realidad concreta e imperfecta: un espacio que gestiona decisiones utópicas que se tomaron desde un sentir incómodo, nada nuevo y que no aboga por un futuro o apocalíptico o seguro.
A mí me gustaría que viniera a ver Utopía, sobre todo, quien esté dejando de creer en ella. También, quién crea que evolución y progreso no son lo mismo. También, especialmente, quien discrepe con lo que he escrito. Quien se esté ocupando de construir un mundo mejor, no hace falta que venga; pero me encantaría que nos conociéramos y saber qué le parece la pieza.
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